Cuando se iba acercando Halloween, le pregunté a Daniela de qué le gustaría ir disfrazada al colegio.

Hablamos de que tendría que ser algo que diera miedo, pero no demasiado para que los demás niños no se asustaran.

Después de pensar un poco me dijo "De Lobo, pero de Lobo bueno, mamá. De los que ayudan, no de los que se comen a los niños". 

La verdad es que me entró la risa, porque ¡cómo se puede tener tanta imaginación! A mi no se me hubiera ocurrido ese disfraz, ni esa contestación, en la vida.

Así que como había tiempo, quise hacer un disfraz de Lobo original, pero que no fuera complicado. Ya sabéis los que me leéis que no he sido llamada por los destinos de la costura. 

Y como no podía ser de otra manera, la pequeña iba a ir disfrazada de lo mismo. Dos disfraces por el precio de un estrujamiento de cabeza.

Y de repente caí, en que podía utilizar las faldas de tul que habíamos comprado en nuestra última visita juntas a H&M. Por cierto, no os recomiendo ir con niñas a H&M, no por la guerra que pueden dar, sino porque querían comprarse todo lo que brillaba: faldas, diademas, zapatos, jerséis, medias...

Al final, las convencí y sólo nos llevamos 2 faldas de tul y una diadema. Y nada de lo que yo quería comprar.

Lo dicho, que decidí usar las faldas de tul rosa y verde que habíamos comprado para empezar nuestros disfraces.

Por supuesto, los lobos suelen ser negros o grises, así que sólo quedaba adquirir unos leotardos y unos jerséis de cuello alto negros para completar la vestimenta.

Como aderezo final, unas orejas de lobo, la cola, y un poco de pintura de cara para pintar la nariz y el resto de la cara de lobo.



Al principio, las orejas de lobo pensé en hacerlas yo, con una diadema y cartulina negra. Pero vi unas orejas tan monas en los chinos, que decidí ahorrarme ese trabajo. Pero, la verdad, es que sería una actividad fácil y divertida para hacer con niños.

Las orejas de los chinos más que de lobos eran de gato, y en cuanto Daniela las vió es lo primero que me dijo. 

Ya me veía yo venir la rabieta, pero conseguí convencerla de que también podían ser de lobo, que lo importante era como le pintáramos la cara. Buf, ¡salvada por la campana¡

En la misma visita a la tienda de chinos, vi una boa negra (de las que llevaban las vedettes) y pensé, esto me viene genial para hacer la cola de lobo. La corto a la altura de las rodillas de las niñas y la coso a las faldas.

Con poco dinero y esfuerzo, conseguí preparar unos disfraces de lobita buena y de gatita mala que no pasaron desapercibidos.

Lo de gatita mala, no es que Martina me dijera que quería ir de eso. De hecho, todavía no habla. Pero fue imposible que se quedara quieta para pintarle la cara. Lo más que me dejó fue pintarle la nariz y los bigotes. 



Y el adjetivo de mala, es por la cara de bicho que ponía cada vez que intentaba hacerle una foto. Me estaba pidiendo a gritos ese adjetivo, ¿no crees? Mírala, hasta sale relamiéndose en la foto, como si se acabara de comer un ratón. Eso sí que es meterse en el papel,  ja, ja, ja.





Así que no vale poner de excusa el tiempo para no hacer un disfraz "casero" a tus pequeños. Lo único que necesitas es un poco de imaginación.

Traduce casero por no comprado tal cuál en los chinos, sino con un punto diferente para que ese disfraz no lo lleve nadie más.

TU TURNO: ¿Tú eres de las que compra el disfraz a última hora en los chinos? ¿Te animas a hacer el disfraz de "Lobita" o de "Gata" para el próximo evento? 

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